La esencia femenina me visito esta mañana. Como ola fresca de luna nueva.
Reposó sus ojos risueños en mis pupilas.
Cuánto tiempo padeceré antes que pueda ahogar mi sed, en el manantial de sus labios.
Cuánto tiempo tendré que esperar a que sus orquestas se enreden en mis dedos.
De temprana edad, siendo hijo de herrero, aprendí a acariciar la candela.
La fragua se templa lentamente con carbones al rojo vivo y todo lo derrite.
Igual que el fuego lento conquista el hierro.
Yo te conquistare.
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