Mi hija
La mañana no conoce roció más dulce que mi hija. Ella recoge lo bueno y se le olvida lo malo. Ella calma mi apetito a lo amargo y apacigua mis iras. Su ternura es el torno de mi tabla. Mi rezo y mi jurado tienen su nombre y mis plegarias siempre mermadas con su dulzura. Mi niña.
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