Matunga era una anciana de descendencia Haitiana, negra tan negra que era azul. Vivía sola en la esquina de mi cuadra, sus vecinos eran los Fernández a la izquierda y Miguelina al frente. Después venía la casa de Yeya mi vecina y la madre de mi primera amiga Yamilet. Frente de Yamilet vivía Faramaria la que me enseño antes de tiempo, entre ella y la nieta de los Artiles aprendí o por lo menos me lleve bajo mi brazo más que el colibrí de Willy. Al frente de nuestras casa estaba el círculo infantil, en el techo de cual mi padre secaba su cosecha de arroz.
El sentimiento que más recuerdo de Matunga, es la lástima que sentí cuando me di cuenta que mis vecinos la marginaban. Cuando me pidió ayuda se la brinde. Miren como es la memoria que todavía veo en mi mano la pelotica azul que me regalo.
De visita a Madruga veintiocho años después. En vísperas al fallecimiento de mi abuelo Tomás, esté roble de ojos azules que me enseño como amarrarme los cordones.
Tuve la dicha gracias a mi tío segundo Denis de conocer sobre Rigoberto Rodríguez el Duque de Madruga. Uno de los Santeros más poderoso de Cuba. Su compañera Fredy nos dio a mi y a mi hermana, Carmen Silvia, un paseo por la casa que compartió con el.
Nos instruyo sobre la vida y las hazañas de el, incluyendo su visita al Africa en los años cuarenta. Ella nos pidió que no tomáramos fotos porque muchos impostores después suelen decir que son ahijados de Rigoberto.
Las guaguas de turistas que visitan y la ves que Fidel paso por ahí. Todo esto nos causo asombro quedamos sorprendidos, mi Hermana y yo. Nosotros estábamos en la oscuridad sobre este asunto.
Lo más interesante de esta visita para mi, y lo que se me a quedado gravado fue el comentario pasajero de Fredy que Matunga y ella eran amigas. Esto me toco y alegro mi alma, saber que yo no era el único amigo de Matunga.
Lo de Rigoberto y su fama me sorprendió, que mi pueblo se conozca por más que el agua del Copey me hizo feliz.
Con mis canas y mi calle me he tropezado con muchos, y lo más importante hoy por hoy es que en mi corazón reside la tolerancia.
A Matunga en gran parte la marginaron por sus creencias religiosas, cuando a la misma vez nuestro pueblo en silencio y alta discreción practica simultáneamente dos religiones.
El bochorno no es una o la otra el bochorno está en la intolerancia. Gracias muchas gracias Matunga por hacerme grande de verdad.
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