El paladar se hereda.
Esta tarde cuando le entré a mordidas al bistec de hígado de cerdo me vino a la mente mi abuelo Modesto, este era uno de sus platos predilectos.
Misteriosamente por la ventana llego su espíritu a acompañarme en mi almuerzo, tal fue el caso que me atore con el buen vino.
Se sentó y sin decir nada, su mirada tierna me recordó de su gentileza, su dulzura y la serenidad con cual el se dirigía.
Parece que me vio tan solo y lejos como una oveja lejos del rebaño. O acaso el y yo teníamos una sita planificada que se manifiesto.
Que placentero fue mi almuerzo.
La soledad es misteriosa te brinda lo que necesitas........
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