La mirada silenciosa de las coqueras en este cocal, tienen un efecto penetrador.
Acariciada por la brisa, la rubia con su sombrero de paja se pasea por estos alrededores.
No levanta su miranda, el poder de su propósito se lo impide.
Sola y sedosa se desliza por la arboleda sin sombra, la dueña del sombrero.
Su mirada cabizbaja está en el mañana. Mientras la brisa la azota ella no la percibe, su propósito está en otra cosa.
Su atrevimiento será un escándalo.
Determinada; no la mires a los ojos. Si te enviste con sus carmelitas, cambiara tu constitución, a lo Medusa.
Sueña despierta con sus metas, dios libre quién se le imponga.
Mezcla de dulzura y tenacidad, harán de ella una potencia.
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