Tuesday, December 15, 2015

Diablo de noche y Dios de día

Soy Diablo de noche y Dios de día. Si recibo quejas siempre es de día. En la noche solo hay desabroches de oro. 

Me persigne antes de comulgar con ella, sabía que al final esas caderas afiladas me desangrarían. 

Su corazón le teñía las mejillas, de un rojo que vivía vida, y yo con ansias de sangre. 

Le conté del Escorial y mi fallido intento por salvación. Le conté de la soga de soledad que emplee en mi fuga de sus murallas. 

Me hinqué bajo su saya y desperté su rosario, mientras ella me castigaba con una mirada de otoño.  

Nevó, si nevó en este Madrid sin zeta!. Al final, titiritó mi nombre y lo único entendible que su lengua escupió fue, poeta... 

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