Tus labios gritan, tengo sangre y me hierve, el curso de la mía se desvía con tu mirada.
Yo te susurro, esta hambre de colchón barato a mordidas se quita.
Tus pantorrillas tiznadas por el sol tiemblan y piden rescate.
Mis colmillos sé hunden en tu débil vestidura y se nutren de la rabia compartida.
La presa se convierte en caza dulce y amarga.....
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