Thursday, September 5, 2013

La bruja

Las espaldas te las cuidan cuando cuenta no te das que tienes. Un día en uno de mis arranques me levanté de el sofá rosado, tan emperrado estaba que mis pies no tocaron el suelo. Rápido me salí de la casa de la que hasta este momento era mi novia. La soberbia me ahogaba, al punto que lo que había afuera era mejor que quedarme y tragárme lo que la Rubia despachaba. Con sus achaques y su almanaque me persiguió la dueña de la finca. Tenazmente me reclamo: "tu no te vas, lo que sea aquí se arregla." Semejante intromisión no hubiera soportado pero ella clavo su anzuelo, en el fondo de mi alma.  Cuenta se dio que en la tez de mi piel la reencarnación de su familia se alcanzaría. Yo seria el mañana si no por puño propio por los tres que realidad se hicieran. Vieja bruja que me embrujo agradecido del hechizo. 

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