Caprichoso los imanes del deseo, que atraen esta hermosura, que se ahoga en el carmelita de mi cristal.
Hincado por el deseo que el roció parió. Ladro con rabia de la buena.
Quien se propuso armar tan salvaje belleza.
Componer esta navaja sin degollarse, debe haber sido una faena tormentosa.
Belleza, por ti perdería la vista y le diera rienda suelta a los diez toros padre de mis palmas.