Era cuando la temporada de los Aguacates ya había pasado . Los arboles en la arboleda semejaban a los arbolitos de Navidad cuando se le quitan los aguinaldos solamente gajos y pocas hojas .
Mi abuelo aquel roble de mi infancia con su pelo lacio como la seda y mas blanco que el algodón de ojos azules pero no un azul cualquiera sino como el color del cielo al amanecer en invierno cuando las nubes escasean y todo el cielo es del mismo color y el aire es dulce.
Por el rabo de mi ojo pude observar que la pipa que nos abastecía de agua entraba en la finca . Con cada bache que tropezaban las ruedas gigantescas el camión desperdiciaba lo que parecía ser un cántaro y medio de agua .
Esta no era una finca inmensa de las que crece en nuestra imaginación de generación a generación sino era un pedacito de cielo que mi abuelo cultivaba
El agua la depositaban en unos tanques largos y altos metálicos un poco oxidados .
Este liquido apreciado le daba vida a sus cultivos los cuales eran Malanga , Malanga Amarilla, Maíz,Tabaco, Manís
y por supuesto los Aguacates estos últimos era lo que mas llenaba a mi abuelo de orgullo el me contaba de cuando en su juventud sembró la arboleda con esperanza de que su fruto lo acomodara en su atardecer .
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