Se fue la furia que besaba, con mi último beso.
Quede cuadrado a media cuadra y sin adiós.
Tiemblo de rabia por no haber cuadriculado su pellejo cuando mis uñas sembraban mi apellido en su pelo.
Visto el vestido de bastardo, el que le otorgan a los que tarde llegan a sufrir lo que merecen.
No, no me pesa haber sido, lo que me pesa es no haber seguido.
No fue ella, fui yo el que se fugó.
Cobren la cobardía que padezco.
Tira a tira sáquenme de mi, haberla mirado con ojos tiernos.
Derrítanme ante la estatua de su adiós...